viernes, 28 de enero de 2011

José Martí y Nuestra América

He sabido por los medios masivos de comunicación  de Cuba, que la Mesa Redonda de hoy, ese espacio informativo de Cubavisión en el que se desmenuzan los temas de actualidad que interesan a este país y al mundo, tiene como tema el ensayo Nuestra América, de José Martí Pérez, el más universal de los cubanos; por eso he querido tratarlo en este, mi pequeño rincón de Calle Siete.
Con el citado ensayo Martí  despierta la necesidad de integrar a todos los países del continente en uno solo, así se insertaba la Isla, y el proyecto de su liberación, no solo en la contextualidad geográfica de la Antillas y el Caribe, sino en el universo de lo que él, desde entonces, comenzó a llamar como "nuestra América"; ese territorio que comprende el continente y las islas, de pueblos que comparten comunidad, etnias, tradiciones, culturas e historia y que se expande desde el Río Bravo hasta la Patagonia, proyecto orgánico de unidad, cuya vigencia se subraya como un implícito reclamo de los padres fundadores.
Hay que tener presente que desde entonces Martí plantea la necesidad de unir fuerzas y lograr el equilibrio para conseguir nuestra propia existencia independiente como pueblos; expresa un programa científico de lucha; constituye un compendio creador de la identidad racional de nuestros pueblos y las formas y medios para preservarla y enriquecerla. Es la autoconciencia la América mestiza, con sus culturas nacionales, henchida de vocación de universalidad, que preludia como ideal la América nueva y tiene como raíz central la dignidad plena del hombre.
La vida lo ha demostrado, las líneas de la política martiana respladecen no como utopías infranqueables, sino como propósitos a favor de las masas más humildes y populares, y hay que verlas en la solidaridad, el intercambio desinteresado con otros pueblos del mundo y especialmente con el Continente Americano, también con el ALBA, Unidad de América Latina y el Caribe que lucha por el bienestar de la región. Igualmente se han creado proyectos como Barrio Adentro, Manuela Espejo, Misión Milagro, la  Escuela Latinoamericana de Medicina, entre otras, con el objetivo de elevar la calidad de vida y que llevan en sí mismas una importante carga de humanismo.
El latinoamericanismo martiano, deudor del bolivariano, aborda, en medio de la emergencia del imperialismo norteamericano, las perspectivas de desarrollo de los pueblos de Nuestra América, como parte indispendsable del equilibrio del mundo, teoría política que trasciende su época y cobra mayor vigencia en la actualidad.